Buscamos ocupar conscientemente nuestros cuerpos mediante la conciencia corporal consciente, la total percepción de nosotros mismos, para poder despertar a niveles superiores de inteligencia orgánica, la “sabiduría” del cuerpo.
Aunque todos contamos con el potencial para percibir nuestros cuerpos en su totalidad, la imagen sensorial que tenemos de nosotros mismos es generalmente fragmentaria y llena de distorsiones. El cuerpo que creemos conocer tan bien es en gran parte “histórico”, es decir, un cuerpo modelado por el pasado, por el resultado de las respuestas físicas y emocionales ya olvidadas que dimos ante situaciones planteadas en los primeros momentos de nuestra vida. También está modelado por el presente, y en especial por nuestra falta
de conciencia corporal.
Lo que busco es el descubrimiento, a través de las sensaciones, de aquello que resulta natural en nuestro funcionamiento y aquello que está condicionado; lo que nos abre a la realidad del momento presente y lo que nos cierra.
Solemos vivir en estado de “amnesia somática”, una condición en la que olvidamos casi por completo la rica e informativa percepción de nuestro cuerpo. La conciencia que tenemos de nuestros cuerpos no solo esta llena de grandes “espacios vacíos”, sino que suele ser completamente errónea. Esta “amnesia somática” esta estrechamente relacionada a nuestra “amnesia emocional”, la frecuente incapacidad para sentir las emociones y actitudes que en realidad están motivando nuestro comportamiento. Los vacíos en la percepción general de nuestro cuerpo no solo son vacíos en nuestra conciencia corporal, sino que también representan brechas en nuestra conciencia mental y emocional.
Como resultado de nuestra falta de “conciencia integral”, la que abarca la totalidad de nuestro ser; hemos perdido el contacto no solo con la gracia de la acción, que es nuestro derecho de nacimiento, sino también con la extraordinaria capacidad con que cuenta el organismo humano para percibirse desde su interior y aprender nuevas y mejores formas de funcionamiento a través de esta percepción.
Aunque todos contamos con el potencial para percibir nuestros cuerpos en su totalidad, la imagen sensorial que tenemos de nosotros mismos es generalmente fragmentaria y llena de distorsiones. El cuerpo que creemos conocer tan bien es en gran parte “histórico”, es decir, un cuerpo modelado por el pasado, por el resultado de las respuestas físicas y emocionales ya olvidadas que dimos ante situaciones planteadas en los primeros momentos de nuestra vida. También está modelado por el presente, y en especial por nuestra falta
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Lo que busco es el descubrimiento, a través de las sensaciones, de aquello que resulta natural en nuestro funcionamiento y aquello que está condicionado; lo que nos abre a la realidad del momento presente y lo que nos cierra.
Solemos vivir en estado de “amnesia somática”, una condición en la que olvidamos casi por completo la rica e informativa percepción de nuestro cuerpo. La conciencia que tenemos de nuestros cuerpos no solo esta llena de grandes “espacios vacíos”, sino que suele ser completamente errónea. Esta “amnesia somática” esta estrechamente relacionada a nuestra “amnesia emocional”, la frecuente incapacidad para sentir las emociones y actitudes que en realidad están motivando nuestro comportamiento. Los vacíos en la percepción general de nuestro cuerpo no solo son vacíos en nuestra conciencia corporal, sino que también representan brechas en nuestra conciencia mental y emocional.
Como resultado de nuestra falta de “conciencia integral”, la que abarca la totalidad de nuestro ser; hemos perdido el contacto no solo con la gracia de la acción, que es nuestro derecho de nacimiento, sino también con la extraordinaria capacidad con que cuenta el organismo humano para percibirse desde su interior y aprender nuevas y mejores formas de funcionamiento a través de esta percepción.
1 comentario:
Daro, te deseo un excelente año, saludos a todos.
Te quiero mucho.
Tefi
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